Reducción de los costes derivados del papel (sellos, sobres, impresión, etc.) y reducción del espacio físico dedicado a archivar facturas en formato papel.
Reducción del tiempo dedicado a la gestión y control de la factura de manera manual.
Al automatizar el proceso de facturación, se liberan tareas administrativas que no aportan valor, permitiendo destinar personal a otras actividades más importantes para la compañía.
Garantías de autenticidad e integridad.
Herramientas de búsqueda y visualización.